Sunday, July 17, 2016

Cochabamba Solo hay 17 bomberos para más de 300 mil habitantes

A semanas de haber sofocado un incendio, los bomberos de Sacaba aún sienten el olor a caucho, paja y madera quemada. No se trata de un problema en sus vías respiratorias, sino de hacinamiento, pues su pequeña oficina es a la vez un depósito de todo el equipamiento impregnado de humo que usan para sofocar los incendios.

Esta unidad, conformada por solo 8 bomberos; más la de Quillacollo, que cuenta con 9, están al servicio de más de 300 mil habitantes de Quillacollo y Sacaba.

Los bomberos de Quillacollo, no solo atienden emergencias en ese municipio, sino en otros cuatro más: Colcapirhua, Tiquipaya, Vinto y Sipe Sipe. En suma, la población quillacolleña a la que se deben asciende a 137.029, en base a datos del Censo de Población y Vivienda 2012.

Mientras que la carga de población que recae sobre los bomberos de Sacaba es mayor, pero el número de efectivos menor. En ese municipio únicamente hay 8 bomberos para 169.494 habitantes. A criterio del director de la Unidad de Bomberos de la Policía “Nataniel Aguirre”, mayor José Luis García, lo ideal sería que las unidades de Quillacollo y Sacaba cuenten con 20 bomberos cada una.

A esa desproporcionalidad se suma la alta incidencia de incendios forestales y accidentes de tránsito que se registran en ambos municipios, debido a sus características geográficas y viales.

Los bomberos de Sacaba atienden a diario entre 3 y 4 accidentes, además de 5 incendios forestales a la semana. La cifra es similar en Quillacollo.

URGENCIAS “(Los bomberos) estamos viviendo en el mismo ambiente contaminado de los incendios”, confesó el comandante de la Unidad de Bomberos de Sacaba, teniente Luis Álvarez.

Y es que su sede es un pequeño cuarto sin divisiones que está por inmediaciones de la tranca de Huayllani. Los bomberos de Sacaba, que hacen turnos cada 48 horas, -literalmente- comen, duermen y respiran con el equipamiento en sus narices. Para Álvarez urge una oficina propia, pues la que tienen, al margen de ser pequeña, no es suya, sino parte de una casa comunal de una Organización Territorial de Base (OTB) del Valle Alto.

A diferencia de los bomberos de Sacaba, los de Quillacollo sí tienen ambientes propios, pero en condiciones casi similares.

La sede de los bomberos del Valle Bajo está en un extremo del río Huayculi. Es una construcción a medias aguas con un patio amplio que es usado como depósito de vehículos policiales en mal estado.

En medio de todo el cementerio vehicular destaca uno de los dos carros bomberos que tiene la unidad. El otro está en mantenimiento. También se ven dos ambulancias y una camioneta de rescate. “Tenemos buenos vehículos”, reconocen algunos funcionarios que pidieron no ser identificados.

Sin embargo, si bien los motorizados permiten llegar al lugar de los hechos rápidamente, el tiempo de sofoque o rescate de incendios se hace extenso, debido a que los bomberos no tienen equipos para ese tipo de emergencias. A la Unidad de Bomberos de Quillacollo le faltan mosquetones, descensores, entre otros elementos.

Hicieron su solicitud a las municipalidades, pero estas solo respaldan con material de escritorio.

Pese a todo, su situación sigue siendo mejor que la de los bomberos de Sacaba.

En Sacaba, al menos el 50 por ciento del equipamiento e, incluso, movilidades que se usa es prestado por la Unidad de Bomberos y Grupo Antiexplosivos GAE Nataniel Aguirre (laguna Alalay).

“Nuestro carro bombero es uno de los más antiguos del departamento”, confesó Álvarez.

Hace poco les donaron una motobomba y equipos de rescate. Y hace cuatro años, en 2012, una camioneta. Con solo hacer el recuento de las donaciones, Álvarez concluye que el apoyo de parte de las autoridades no es constante.

Luego enumeró todo lo que les falta: matafuegos, atomizadores, equipo de protección para el personal, entre otros.

PERSONAL Lo que hace aún más grave su situación es que la Unidad de Bomberos de Sacaba es la única del departamento que no recibe voluntarios, por cuestiones de espacio obviamente.

Los 8 bomberos están divididos en grupos de 4. Cada grupo se bate durante 48 horas continuas, luego descansa un período similar y vuelve al trabajo.

Su ambulancia no descansa, debido a la frecuencia de accidentes de tránsito. Además por época de sequía el índice de incendios por el sector es mayor.

Pese a todas las carencias de personal y materiales, el equipo está comprometido con la población y a cambio solo exige que su trabajo sea respaldado por las autoridades.

80 socorristas en toda la Llajta

El director de la Unidad de Bomberos de la Policía “Nataniel Aguirre”, mayor José Luis García, informó que 80 bomberos, entre jefes policiales, clases y policías, atienden siniestros en todo el departamento.

El grueso del personal trabaja en la estación central, que está ubicada al lado de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de la laguna Alalay, al menos 40. El resto está distribuido en cuatro subestaciones: las dos Estaciones Policiales Integrales, del Norte y Sur de Cercado; y en Quillacollo y Sacaba.

Indicó que las dos últimas subestaciones son las que más tropiezos tienen, debido a que no cuentan con infraestructuras adecuadas ni equipamiento. Ninguna recibe un respaldo integral de las autoridades de los municipios a los que sirven. "Las autoridades no ven la magnitud de las emergencias, hasta que pase una. Ahí es cuando ven el alcance que deben tener los bomberos".

Señaló que los bomberos de Quillacolo cumplen su deber, incluso, más allá de los municipios que les compete. Llegan hasta Capinota y Confital. Mientras que los bomberos de Sacaba van hasta Colomi e, incluso, Confital.

Chapare considera crear una estación

Hay dos sectores de Cochabamba donde urge crear estaciones de bomberos, el Valle Alto y Chapare. La primera región no tiene en sus planes implementar este proyecto, mientras que la segunda analiza.

El director de la Unidad de Bomberos de la Policía “Nataniel Aguirre”, mayor José Luis García, dijo que los municipios de estos sectores no priorizan proyectos de este tipo; sin embargo, la autoridad tuvo un acercamiento con la Alcaldía de Ivirgarzama. Espera que la Municipalidad invierta en un cuerpo de bomberos, considerando que si, hoy por hoy, sucede un siniestro en ese sector, los bomberos de algunas de las subestaciones o de la central, deben emprender un viaje hasta el lugar para atender esas emergencias.

ESCUELA El único proyecto certero a estas alturas del año es la Escuela Nacional de Bomberos, que tendrá sede en Sipe Sipe.

Ese municipio donó un terreno de cinco hectáreas para que se monte la infraestructura. Mientras que el Comando Nacional de Bomberos de Bolivia, en coordinación con Bomberos Sin Fronteras, están gestionando la donación de cinco simuladores de incendios.

Infraestructuras no van más allá de los papeles

Desde la gestión 2012, el municipio de Sacaba consideró entre sus tareas la implementación de una Unidad de Bomberos, que se financiaría a través de un plan de seguridad que contaba con 4.3 millones de bolivianos. Sin embargo, a cuatro años, esta sigue siendo una acción pendiente.

El alcalde de Sacaba, Humberto Sánchez, recientemente dijo que la Alcaldía debe generar políticas de seguridad, con el objetivo de garantizar la presencia de industrias que paguen sus tributos en esa jurisdicción.

Una de las políticas de seguridad será la implementación de una estación de bomberos hasta 2017. Sánchez indicó que hay terreno (cerca de la tranca de Huayllani) y proyecto, pero no presupuesto.

Se necesitan más de 30 millones de bolivianos que, actualmente, la Municipalidad está gestionando ante el Gobierno central, considerando que es un monto que rebasa su presupuesto.

Entre tanto, el gobierno municipal, a través del presupuesto de seguridad ciudadana, cumple con algunos de los requerimientos de los bomberos, por ejemplo, combustible, algunos equipos y demás. No obstante, Sánchez confesó que “no es suficiente” y que la Gobernación debería respaldar la ayuda.

QUILLACOLLO En 2014, una autoridad de Seguridad Ciudadana de la Alcaldía de Quillacollo, Aldrin Amurrio, aseguró que no valía la pena invertir en arreglos paliativos en la estación de bomberos, ubicada en el río Huayculi, porque, supuestamente, el exalcalde de Quillacollo Charles Becerra tenía el objetivo de trasladar la unidad a otro espacio.

A dos años de ese anuncio y con una nueva gestión edil, la Unidad de Bomberos del Valle Bajo está en igual o peores condiciones. Los bomberos de este municipio en 2013 estaban ubicados en Anocaraire (Vinto).




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